El jiravo, es un ave mamífera que podemos encontrar en la sabana africana.
Llega a alcanzar en su madurez los 3 m. de
altura (con el cuello estirado) y los 400 kg de peso. Es algo más pequeño que
la jirafa común, entre las que no es demasiado bien aceptado por cierto, ya
que digamos que es visto como muy “de pavo subido”...
Es capaz de alcanzar una gran
velocidad al galope (40 km/h) lo que le permite huir de sus depredadores.
Aunque también posee un poderoso pico que le permite defenderse a picotazos,
abalanzándose sobre su enemigo con una gran violencia desde la altura que le
proporciona su largo cuello. Este le permite también llegar a los brotes más
altos de los árboles (de los que se alimenta básicamente) y gracias a su pico,
sustraer algunos insectos de entre la corteza.
En época de celo, el jiravo macho
despliega su cola (y con cola no me refiero a su órgano sexual) dotada de unas
características plumas de vivos colores, que acompañado de una particular danza, hace que para las hembras sea irresistible. (Los jiravos suelen
tener entre 1 y 2 crías al año)
Algunas tribus africanas, como
prueba de valor, mandan a los jóvenes que quieren convertirse en hombres, a por
una de las plumas de la parte superior de la cabeza del jiravo. Utilizadas
después en brebajes que aseguran incrementa la fertilidad y la potencia sexual.
Actualmente el jiravo está en peligro de extinción. Principalmente por
la caza indiscriminada de los furtivos, que comercian con sus plumas. Muy
valoradas en el mercado negro.